Consiste
en una alteración grave de la percepción de la propia imagen,
con un temor morboso a la obesidad, lo que condiciona una alteración.
Características
Las
principales características de la anorexia nerviosa son el rechazo
a mantener un peso corporal mínimo, un miedo intenso a ganar peso
y una alteración significativa de la percepción del cuerpo.
Las mujeres afectadas por este trastorno sufren, además, amenorrea
( falta de regla) aunque hayan pasado la menarquía (primera regla).
Generalmente
la pérdida de peso se consigue mediante una disminución
de la ingesta total de alimentos. Aunque los anoréxicos empiezan
por excluir de su dieta todos los alimentos con alto contenido calórico,
la mayoría acaba con una dieta muy restringida, limitada a unos
pocos alimentos. Existen otras formas de perder peso, como la utilización
de purgas, vómitos provocados o ejercicio físico excesivo.
En
la anorexia nerviosa se distinguen dos subtipos:
-
El tipo restrictivo.
- El compulsivo purgativo.
El
primero describe cuadros clínicos en los que la pérdidas
de peso se consigue con dieta o ejercicio intenso, mientras que el segundo
se utiliza para identificar al individuo que recurre regularmente a atracones
o purgas.
En
el tipo restrictivo los pacientes con anorexia nerviosa no recurren a
atracones ni purgas, mientras que en el compulsivo purgativo algunos no
presentan atracones pero si recurren a purgas incluso después de
ingerir pequeñas cantidades de comida.
Origen
Su
causa es desconocida, pero hay una serie de factores causantes de la anorexia
que son una combinación de elementos biológicos ( predisposición
genética y biológica), psicológicos ( influencias
familiares y conflictos psíquicos) y sociales ( influencias y expectativas
sociales). La pérdida de peso conduce a la malnutrición,
que a su vez contribuye a los cambios físicos y emocionales del
paciente y perpetúa el circulo vicioso que se sintetiza en el modelo
psicosocial de anorexia nerviosa.
La
vulnerabilidad biólogica de la adolescencia y los problemas familiares
y sociales pueden combinarse con un clima determinado para originar la
conducta alimentaria típica de los anorexícos. La sociedad
es insana y poco atractiva, mientras que se percibe la delgadez como algo
deseable.
La
mayoría de los niños prepúberes tiene conciencia
de esta actitud social, y se calcula que cerca del 50% de las niñas
prepúberes siguen una dieta o adoptan medidas de control de peso.
Cerca del 90 % de los enfermos son mujeres. En zonas donde existe escasez
de alimentos es prácticamente desconocida.
Síntomas
El
diagnóstico de la anorexia nerviosa se basa no sólo en la
ausencia de un origen orgánico definido, sino en la presencia de
ciertas características. En este sentido conviene recordar los
criterios considerados por la Sociedad Americana de Psiquiatría
para el diagnóstico de la anorexia psíquica.
1.- Rechazo a mantener
el peso corporal por encima del mínimo normal para la edad y
talla.
2.- Miedo intenso al aumento
de peso o a ser obeso incluso con peso inferior al normal.
3.- Distorsión
de la apreciación del peso, el tamaño o la forma del propio.
4.- En las mujeres, ausencia
de al menos 3 ciclos menstruales consecutivos en el plazo previsto (amenorrea
promaria o secundaria).
Con
vistas al diagnóstico es muy importante efectuar una entrevista
psiquiátrica y tener en cuenta que la mayoría de los anoréxicos
adolescentes acude siempre a la consulta acompañada. Habitualmente
es la familia la que aporta toda la información necesaria, mientras
que el paciente suele defenderse y negar el comportamiento anoréxico.
Por
lo general, la familia describe algunos de los siguientes síntomas:
amenorrea, estreñimiento, preocupación por las calorías
de los alimentos, dolor abdominal, preocupación por el frío,
vómitos, preocupación por la preparación de las comidas
-propias y de los demás-, restricción progresiva de alimentos
y obsesión por la báscula, preocupación por la imagen,
discordancia entre la imagen y la idea, abundancia de trampas y mentiras,
hiperactividad y preocupación obsesiva por los estudios, sin disfrute
de ello.
En
la mayoría de ocasiones son los pediatras los que suelen tener
el primer contacto con el paciente, aunque las consultas iniciales pueden
estar condicionadas por el síntoma que más preocupa a la
familia y al paciente. Así, cuando lo que predomina es la amenorrea
(falta de regla) acudirán al ginecólogo, ante el dolor abdominal
al médico de digestivo, ante la disminución de peso al endocrinólogo...
No es infrecuente que acudan a todos los especialistas, efectúen
una autentica pregrinación médica y no cumplan las recomendaciones.
Evaluación
La
evaluación del paciente debe incluir una historia exhaustiva y
un examen físico completo.
Las
preguntas sobre el comportamiento en relación con el control del
peso que pueden ser útiles son de este tipo:
-
¿Cómo maneja el / la adolescente el control de su peso?
- ¿Cuánto le gustaría pesar?
- ¿Cada cuánto tiempo verifica su peso?
- ¿Existe algún comportamiento adelgazante del tipo vómitos,
abuso de purgantes, uso de diuréticos o empleo de píldora
dietéticas?
- ¿Cúal es la imagen que el / la adolescente tiene de
sí mismo?
Los
signos y síntomas de la anorexia nerviosa, tal como se ha señalado
anteriormente, deben investigarse. Al mismo tiempo, también deben
buscarse aquellos que puedan sugerir un proceso orgánico. De éstos,
los susceptibles de confundirse con la anorexia son el hiper o hipotirodismo,
estados de malabsorción, diabetes mellitus, tumores cerebrales,
obstrucciones gastroesofágicas y enfermedad de Addison.
Tratamiento
El impacto
sociológico de la anorexia nerviosa es marcado y repercute en la
identidad del adulto joven. El narcisismo individual y social está
en juego.
El
diagnóstico, como se ha visto, no es difícil. Lo realmente
difícil es el tratamiento dadas las complicaciones individuales,
familiares y sociales del síndrome. Se ha ensayado muchos tratamientos
en los pacientes anoréxicos: psicoterapia, terapia comportamental,
medicamentosa, hiperalimentación, terapia familiar etc.
Los objetivos
más importantes del tratamiento son la correción de la malnutrición
y la resolución de las disfunciones psíquicas del paciente
y su familia. El fracaso en la solución de estos problemas a corto
y largo plazo puede abocar al fallo terapeútico.
Normalmente,
dadas las dificultades que se plantean, se aconseja el aislamiento familiar.
Se
debe consultar con una persona experta y profesional para que dirija y
oriente el tratamiento.
Fuente:
Comité Científico y tuotromedico.com