Es
la más frecuente de las enfermedades articulares y su prevalencia
como ya comentamos, aumenta con la edad. Se estima que los signos
radiológicos de artrosis son raros antes de los 40 años
(2%), aparecen en el 30% de las personas entre 45 y 65 años, y
en el 68% de los mayores de 65 años.
En
los menores de 45 años la prevalencia es mayor en los varones,
y por encima de los 55 es al revés, pero si se tienen en cuenta
todas las edades. La afectación por sexos es muy parecida.
Por
debajo de los 55 años, el patrón
de afectación articular es similar en ambos sexos, pero
por encima de esta edad las mujeres sufren mayor afectación de
articulaciones interfalángicas de las manos, carpometacarpiana
y de rodillas y, los varones más de cadera.
En
las autopsias se muestra que las alteraciones articulares típicas
de la artrosis comienzan en la segunda década de la vida, afectando
al 90% de las personas por encima de los 40 años.
La
distribución de la enfermedad es universal, aunque existen diferencias
geográficas debidas, en parte, a factores genéticos, correlación
ambiental y a la diferente utilización de las articulaciones, pero
también debidas a errores de apreciación interobservador
y a la utilización de criterios no siempre comparables para el
diagnóstico.
La
correlación clínico-radiológica en
la artrosis no supone un criterio diagnóstico de certeza en absoluto;
pueden existir grandes cambios en la radiología en personas completamente
asintomáticas, y personas con marcadas manifestaciones clínicas
y con radiografías normales.