La
vascularización del tejido conjuntivo en la zona del rostro y escote puede
resultar alterada y dar lugar a la aparición de la Telangiectasia, comúnmente
denominada cuperosis.
La
cuperosis es un problema, primordialmente, estético facial, que se origina
a causa de una alteración de la circulación periférica. Los vasos periféricos,
especialmente vénulas y arteriolas, como consecuencia de estar dilatados
de forma continua, se hacen visibles en la superficie de la piel y destacan
sobre el color normal.
Identificación
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Desde
el exterior y a simple vista se observan como finos filamentos arborizados,
de color casi rojo, que se distribuyen las mejillas y en las aletas
de la nariz, a veces incluso alcanza también el mentón
o barbilla. |
Es
mucho más frecuente en la piel fina y sensible, se manifiesta cuando
el color de la piel es pálida o muy blanca, debido a que la epidermis
es más transparente.
En
cuanto a la raza que más la padece es la caucásica, principalmente por
dos motivos: o No posee melanina permanentemente oxidada, como en el caso
de la raza negra. o No tienen el estrato corneo muy engrosado, como en
el caso de la raza oriental.
Este
anómalo comportamiento de la vascularización periférica puede tener como
desencadenante a diversos factores:
Factores
Químicos
Entre
otros se debe considerar la acción nociva de los agentes químicos irritantes,
en especial el contacto voluntario o involuntario de la piel con disolventes
o tensioactivos (jabones), ya que fácilmente provocan la aparición de
eritema facial.
Factores
Físicos
Está
la actividad de ciertos agentes físicos, entre los cuales cabe destacar
la respuesta facial de los pequeños traumas o golpes o al continuo soporte
de la piel en la zona de la nariz por el uso de gafas y el comportamiento
de la piel ante una exposición excesiva al calor como la aproximación
excesiva a estufas en invierno o por el contacto con agua muy fría.
Factores
Medioambientales
Medioambiental:
los agentes atmosféricos, en especial los cambios bruscos de temperatura
(viento intenso) calor y frío.
En
todos los casos, por causas químicas a físicas o medioambientales, la
vasodilatación y vasoconstricción brusca, provoca en la piel actos reflejos
de signo contrario.
Los
grandes troncos arteriales poseen una densa envoltura elástica, que contrasta
con la escasez de fibras musculares. Pero las arteriolas son vasos genuinamente
musculares, capaces de aumentar o disminuir su diámetro mediante relajación
o contracción de los músculos lisos, a través de estimulaciones involuntarias
mediadas por el sistema nervioso simpático.